La percepción que tenemos sobre nosotros mismos se forma de acuerdo con los parámetros y estándares sociales, y estos cambian según lo que cada tiempo y sociedad determine como bello y admirable o como feo e indeseable. La percepción que nos hemos formado sobre el propio cuerpo está influenciada por las referencias que nos llegan del exterior, aunque también nuestro propio criterio determina hasta qué punto seguir, ignorar o tomar parcialmente estas influencias.
En cualquier caso, la apariencia física es vital para reforzar la autoconfianza, la autoestima y hacer frente a la vida diaria con comodidad y buena actitud; una apariencia física positiva mejora sustancialmente la calidad de vida. Es por ello que también han evolucionado los procesos estéticos que mejoran la piel, el rostro, eliminan grasa, moldean el cuerpo, etc.
Hace algunas décadas fue el boom de los procedimientos estéticos quirúrgicos o altamente invasivos, como la liposucción, para los que incluso se requieren periodos de recuperación y, aunque los resultados solían ser buenos para los estándares de su época, hoy en día se considerarían demasiado artificiales o muy poco naturales.
La sociedad de hoy apuesta justamente por resultados más naturales, nada “dramático” ni nada plástico. Desde las tendencias de maquillaje natural hasta los tratamientos profesionales progresivos y no invasivos para rostro y cuerpo.
Por esta razón, la población se ha acercado más a un estilo de vida saludable que combine una dieta sana, buenos hábitos,y ejercicio, a fin de conseguir un cuerpo esbelto y atlético que conserve juventud y jovialidad de manera natural.
En ese sentido, ha surgido el uso del electromagnetismo para procedimientos estéticos. Esta tecnología se aplicaba únicamente en el campo de la medicina estética en tratamientos terapéuticos de reparación celular como la cicatrización de heridas, tratamiento de dolor, recuperación musculo-esquelética, neuroestimulación, mejora de movilidad articular y de respuestas motrices. Fue hasta hace poco que se incorporó al mundo de la aparatología estética para procedimientos corporales de tonificación muscular y pérdida de grasa.
Se trata de electromagnetismo focalizado de alta intensidad que induce un campo electromagnético para que el músculo se contraiga de manera indolora y no invasiva. Esta energía se absorbe a mayor profundidad en los tejidos y promueve el desarrollo del músculo y la eliminación de grasa en pocas sesiones. Aunque no sustituye el ejercicio, potencia los resultados, ya que logra producir un aproximado de 20,000 contracciones supramáximas, algo imposible de lograr de manera natural y voluntaria incluso con el entrenamiento más intenso.
El músculo responde con una remodelación de su estructura interna, es decir, con hipertrofia e hiperplasia muscular, dando lugar a mayor volumen y densidad. Como consecuencia, la grasa almacenada en forma de triglicéridos se descompone en ácidos grasos libres (FFAS) y glicerol para usarse como fuente de energía.
Al realizar las contracciones supramáximas aumenta la liberación de epinefrina, que conduce a una lipólisis máxima en las células grasas. Debido a la estimulación rápida e intensiva, la respuesta lipolítica es excesiva y el FFAS provoca disfunción celular e induce la muerte celular programada por apoptosis. Las células muertas colapsan y son eliminadas naturalmente.
Con este proceso se obtiene un cuerpo esculpido, tonificado, de contorno reducido y modelado; mejora la apariencia de la celulitis, se fortalece el abdomen, reduce los depósitos de grasa y fortalece y eleva glúteos. Combinado con una vida saludable, ofrece rápidos resultados sin ser agresivo ni invasivo, ni requerir tiempo de recuperación.
Lograr que tu paciente se sienta plena y cómoda con su cuerpo es tu misión como profesional de la estética corporal, y lograrlo de manera rápida, segura y progresiva es posible gracias al electromagnetismo, una nueva tecnología, segura y no invasiva.