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Acné: Origen, ¿cómo abordarlo? Y últimos avances para tratarlo

El acné es un trastorno cutáneo común que puede tener un impacto psicológico profundo, contribuyendo a la baja autoestima, depresión y ansiedad. Como resultado, existe una demanda significativa de terapias eficaces contra el acné. 

Ocurre con mayor frecuencia en adolescentes, a partir de los 12 años de edad, con una prevalencia del 35-90%, y en adultos jóvenes. 

El acné vulgar es un trastorno inflamatorio de la unidad pilosebácea (conformada por un folículo piloso y glándula sebácea). La patogenia implica una interacción compleja de factores del huésped, como la estimulación de las glándulas sebáceas mediada por andrógenos, la disbiosis dentro del microbioma del folículo pilosebáceo (Cutibacterium acnes), factores genéticos y la dieta.   

El microcomedón se considera el precursor de las lesiones clínicas, que incluyen comedones cerrados (puntos del color de la piel), comedones abiertos (puntos negros), pápulas, pústulas y nódulos.

El proceso por el cual los microcomedones evolucionan a otras lesiones implica la interacción de varios factores:

1. Hiperqueratosis folicular (acumulación de sebo y queratina).

2. Aumento de la producción de sebo por las glándulas sebáceas. 

3. Cutibacterium acnes (la ruptura folicular libera bacterias, lípidos proinflamatorios y queratina).

4. Inflamación (formación de nódulos).

Otros factores contribuyentes para el desarrollo del acné incluyen:

Traumatismo mecánico repetitivo causado por “restregar” la piel afectada con jabones, detergentes, astringentes u otros agentes, que empeoran el acné al romper los comedones, lo que favorece el desarrollo de lesiones inflamatorias. Este mecanismo suele afectar otras áreas del cuerpo sobre todo en deportistas donde el uso del equipo puede condicionar las lesiones. 

El papel de la dieta es un concepto en evolución; varios estudios sugieren una asociación entre el acné, el consumo de leche y una dieta alta en carbohidratos. Se plantea que el aumento de los niveles de factor de crecimiento similar  a la insulina (IGF), relacionado con el consumo de lácteos, las dietas de alta carga glucémica y los componentes hormonales naturales de la leche, y otras moléculas bioactivas, desempeñan un papel importante en la resistencia a la insulina.

La resistencia a la insulina puede estimular una mayor producción de andrógenos, y está asociada con un aumento de los niveles séricos del factor de crecimiento similar a la insulina-1 (IGF-1), un hallazgo relacionado con una mayor excreción de sebo facial.

El estrés es un factor potencial de exacerbación del acné.

La distribución típica de las lesiones se correlaciona con las aéreas del cuerpo con glándulas sebáceas grandes, que responden al estimulo hormonal (cara, cuello, pecho, parte superior de la espalda y hombros), y puede haber uno o más tipos de lesiones activas que incluyen:

Comedones cerrados (pápulas del color de la piel o blanquecinas, no inflamatorias).

Comedones abiertos (pápulas, con un orificio folicular dilatado que contiene material queratósico gris o negro, no inflamatorias).

Papulopustuloso (pápulas y pústulas inflamadas relativamente superficiales).

Nodular (lesiones profundas, inflamadas y dolorosas).

Evaluar la gravedad del acné puede ser un desafío, porque no existe un sistema de clasificación universalmente aceptado; por ello, se considera un enfoque razonable para su clasificación lo siguiente:

Leve

Moderado a Severo

Pápulas o pústulas dispersas, pequeñas (<5mm), comedonales o inflamadas sin cicatrices asociadas.

Afección cutánea limitada (un área del cuerpo o relativamente pocas lesiones en más de un área corporal).

Lesiones visualmente prominentes, con muchas pápulas o pústulas comedónicas o inflamadas; presencia de nódulos.

Afección de múltiples áreas del cuerpo, con lesiones dispersas; cicatrices asociadas.

Existen dos variantes del acné que merecen mención por su impacto en la piel del paciente:

Acné conglobata; es una forma grave de acné nodular que se presenta con mayor frecuencia en varones jóvenes. La afección es más prominente en espalda y pecho, pero también puede afectar la cara y otros sitios como los glúteos. Se caracteriza por lesiones grandes, supurantes, tractos sinusales (nódulos que se fusionan) y dejar cicatrices graves. 

Acné excoriado; típicamente se presenta con comedones o pápulas inflamatorias, que son manipuladas por el paciente (picadas, pellizcadas, excoriadas) de forma crónica y obsesiva, lo que lleva a erosiones y cicatrices. Esta condición puede asociarse, en casos graves, a un trastorno psiquiátrico subyacente y requerir tratamiento con antidepresivos y psicoterapia.

La resolución de las lesiones puede dejar cambios transitorios o permanentes; la hiperpigmentación posinflamatoria y las cicatrices son secuelas frecuentes que pueden resultar muy angustiantes para los pacientes.

El riesgo de hiperpigmentación aumenta de acuerdo al fototipo de piel, siendo particularmente común en los fototipos IV y V; por lo general se resuelve de manera espontánea, pero una mácula hiperpigmentada puede persistir por varios meses sin tratamiento.

Las cicatrices se presentan más comúnmente como consecuencia  del acné inflamatorio; estas pueden ser atróficas (cicatrices en “picahielo”), hipertróficas e incluso queloides (sobre todo en pecho, espalda y ángulo mandibular).

Existen numerosos tratamientos que incluyen terapias tópicas, orales y procedimientos en consultorio. Ejemplos de dianas terapéuticas y terapias comunes asociadas incluyen:

Hiperproliferación folicular y descamación anormal (retinoides tópicos, isotretinoína oral, ácido azelaico, ácido salicílico).

Mayor producción de sebo (isotretinoína oral, anticonceptivos orales, espironolactona).

Proliferación de Cutibacterium acnes (peróxido de benzoilo, antibióticos tópicos y orales, ácido azelaico).

Inflamación (isotretinoína oral, tetraciclinas, retinoides tópicos, ácido azelaico, dapsona).

Una cuidadosa evaluación es esencial para seleccionar un plan de tratamiento adecuado, esta debe incluir:

Tipo de lesión (comedones, pápulas, pústulas o nódulos).

Gravedad del acné (leve, moderado, severo) y distribución (localizado, o bien, diseminado). 

Presencia de complicaciones (hiperpigmentación posinflamatoria, eritema posinflamatorio, cicatrices, malestar psicológico).

Posibles factores contribuyentes (productos comedogénicos, medicamentos que inducen acné,  signos o síntomas de trastornos endocrinológicos asociados).

El asesoramiento a los pacientes que buscan tratamiento para el acné debe incluir una discusión sobre las expectativas del tratamiento, ya que la mayoría de las terapias son supresoras y no curativas, por lo que será necesario un régimen de mantenimiento a largo plazo. No hablar de esto puede contribuir a la interrupción prematura del tratamiento debido a la ineficacia percibida.  

En las terapias, la mejoría depende tanto de la resolución de lesiones existentes como de la prevención de formación de nuevas. En general se requieren al menos 2 o 3 meses de adherencia constante para evaluar la eficacia. 

Dentro de la rutina de tratamiento se recomiendan limpiadores que nos ayuden a controlar la grasa, minimizando la irritación y la resequedad, hay que evitar el frotamiento agresivo ya que puede agravar la inflamación y promover el desarrollo de nuevas lesiones; el masaje suave con las yemas de los dedos es suficiente para una buena limpieza. 

En el enfoque de tratamiento para el acné leve, la terapia tópica se basa en el uso de productos solos o combinados, como peróxido de benzoilo, antibióticos tópicos (eritromicina o clindamicina), retinoides (tretinoína, adapaleno) y alternativas como el ácido azelaico y salicílico, obteniendo un beneficio sobre los comedones y las lesiones inflamatorias (pápulas y pústulas).

Los pacientes deben evitar el uso concomitante de jabones fuertes, tónicos astringentes y productos con alfahiroxiácidos o ácido salicílico, junto con retinoides tópicos para minimizar el riesgo de irritación.

El tratamiento del acné moderado a severo implica la consideración de una terapia sistémica, como agentes hormonales (combinación de estrógenos/progesterona, espironolactona), antibióticos (minociclina, doxiciclina, limeciclina, dapsona) e isotretinoína. 

Hoy en día existen nuevas alternativas de tratamiento que podemos utilizar solas o en combinación con las terapias ya conocidas para el acné; el sistema Pim-Pim-Paul de IT Pharma es un compuesto hecho con un betahidroxiácido que es el ácido salicílico con los péptidos aflamin e inflamin, principalmente; este sistema reduce la inflamación de pápulas, pústulas y nódulos sin causar irritación y previene las cicatrices. 

Pim-Pim-Paul complejo de péptidos.

Péptidos

Función

Octapéptido-11 (CG-Seperin)

Rejuvenecimiento /Antipigmentación

Oligopéptido-59 (CG-Inflamin)

Corrige imperfecciones

Salicyloyl Decapéptido-10 (CG-Dinfla)

Antioxidante/ Antinflamatorio/Antimicrobiano

Heptapéptido-16 (CG-Inflendin)

Antiinflamatorio

Heptapéptido-10 (CG-Aflamin)

Antiinflamatorio

El mecanismo de acción de Pim-Pim-Paul regula la producción de sebo al inhibir la lipogénesis, regula el sobrecrecimiento de Cutibacterium acnés, inhibiendo la hiperproliferación de queratinocitos y sebocitos; regula la inflamación inducida por Cutibacterium acnes.

El sistema Pim-Pim-Paul consta de 4 pasos:

Clean Advanced Cleanser; gel de limpieza, que contiene un complejo peptídico y AHAs (alfahidroxiácidos) para limpiar y purificar la piel sin resecarla. 

Clean Advanced Mist; balancea el pH de la piel, manteniéndola hidratada y fresca, lo que previene la inflamación. 

Clean Advanced Corrector; enriquecido con péptidos biomiméticos antiinflamatorios, bactericidas y AHAs, proporcionando elasticidad, suavidad y reducción del aspecto de poros abiertos.

Clean Advanced Cream; contiene antioxidantes que reparan y protegen la piel de los radicales; ayuda a prevenir la formación de comedones, reduce el enrojecimiento, la  irritación y previene la inflamación. 

La hiperpigmentación posinflamatoria, como ya lo hemos mencionado, puede ser un problema importante para los pacientes pues en muchos casos se sienten angustiados por las “manchas oscuras” que tardan varios meses en resolverse.

La fotoprotección es un componente esencial del tratamiento de la hiperpigmentación posinflamatoria, por lo que está indicado el uso diario de bloqueador solar. Además se han utilizado tanto los retinoides (adapaleno, tretinoína, tazaroteno), como el ácido azelaico para acelerar la resolución de las manchas, así como la hidroquinona que inhibe la producción de melanina y se considera el “estándar de oro” para el tratamiento de la hiperpigmentación.

El eritema posinflamatorio se manifiesta como una decoloración residual, persistente, de rosa a roja en la piel, y puede persistir aun después de la resolución de la lesión activa; su tratamiento incluye el uso de luz pulsada, micropunción y ácido tranexámico. 

El tratamiento de cicatrices incluye terapia con láser, micropunción, peeling y algunos otros con sustancias inyectables.

Los peeling químicos implican la aplicación de un agente, generalmente un ácido, sobre la superficie de la piel para conseguir una exfoliación, de parte o de toda la epidermis; pueden tener un efecto aclarador debido a la epidermólisis resultante y la dispersión de melanina en la capa basal, mejorando así la hiperpigmentación.

Dermaheal Aqua Peel de la línea de IT Pharma es un peeling no invasivo, efectivo y seguro, elaborado con péptidos biomiméticos, en combinación con ácido glicólico, que ayuda a la preparación de la piel para recibir tratamientos posteriores. Elimina las células muertas, puntos negros y logra aclarar el tono de la piel. 

Esta línea cuenta con la presentación clásica Aqua Peel, que aclara y controla el sebo, Aqua Peel AS, que disminuye el aspecto de las cicatrices, y Aqua Peel BR, que atenúa las manchas.

Estos peeling pueden usarse solos o en conjunto, con procedimientos de micropunción, utilizando soluciones de la línea Dermaheal.

El Dermaheal SR es rico en péptidos, vitaminas y minerales que ayudan a disminuir la inflamación, actúa como seboregulador y disminuye el enrojecimiento. 

Dermaheal HSR es rico en ácido hialurónico no reticulado, factores de crecimiento y péptidos biomiméticos, inductores de la matriz extracelular, aunado a vitaminas A, B, C, ácidos nucleicos, coenzimas y minerales; nos da un efecto rejuvenecedor e hidratante. 

La estimulación con la aguja de micropunción activa los factores de crecimiento vasculoendoteliales y epidérmicos, así como los factores autólogos, desencadenando el proceso de la “cascada” de cicatrización, en la cual los factores de crecimiento y péptidos nos ayudan a la reestructuración de una nueva matriz extracelular.   

Con la aparición de la actual pandemia debida a la covid-19, hemos notado una disminución de la consulta dermatológica en general, sin embargo, de los pacientes que acuden al consultorio, el acné sigue siendo la condición más común al solicitar una cita. 

Las mascarillas se han convertido en el símbolo por excelencia de la “nueva normalidad” impuesta por el coronavirus, pero nuestra piel apenas empieza a acostumbrarse a ellas. 

Normalmente, la piel tiene un delicado equilibrio de microorganismos naturales que se ve influenciado por factores como temperatura, los niveles de pH, la humedad, los medicamentos, los productos cosméticos, la dieta y el estrés. Si este equilibrio se interrumpe puede provocar brotes de acné, dermatitis seborreica y dermatitis perioral.

El uso generalizado de máscaras (cubrebocas o tapabocas) puede ser un factor contribuyente al acné mecánico y foliculitis mecánica, donde detener el daño mecánico es esencial para el tratamiento, sin embargo, la covid-19 plantea un desafío único, ya que el uso de la máscara es esencial para limitar la exposición viral.

Las dermatosis faciales asociadas a mascarillas están ampliamente documentadas entre los trabajadores de la salud, pero también la población general está siendo afectada por una condición que han denominado con el hashtag: “Maskne”, y es trending topic en Instragram.

El uso de máscaras contribuye al acné de factor mecánico en el cual los pacientes refieren síntomas como “quemazón y/o prurito”, condicionando el rascado y creando un círculo vicioso que empeora las lesiones. 

Además de acné, puede haber dermatitis irritativas por rozamiento o contacto y dermatitis alérgicas por el uso de mascarillas sintéticas, que son de fibra y pueden producir alergia al igual que los guantes de látex.

Los brotes característicos se presentan alrededor de la boca y nariz, pero también puede afectar la línea de la mandíbula. 

Además del factor mecánico, el uso de las máscaras exacerba el acné debido al incremento del sudor y la humedad, lo cual produce hinchazón de los queratinocitos epidérmicos del folículo pilosebáceo, y obstrucción; se presentan cambios en la composición del sebo e hidratación en la piel, rompiendo la barrera cutánea y permitiendo alteraciones en la microflora (crecimiento excesivo de Cutibacterium acnes). Por lo tanto el tratamiento del “maskne” debe centrarse en mantener íntegra la barrera cutánea.

Otros factores presentes en el desarrollo de brotes recientes de acné, en aquellos pacientes que no lo tenían, se relacionan con el estrés; hay una conexión bien probada entre el acné y altos niveles de estrés, ya que se incrementa la producción de una hormona llamada “hormona liberadora de corticotropina” que, al unirse a los receptores de las glándulas sebáceas, provoca un incremento en la producción de sebo. También está el incremento de andrógenos, estas hormonas masculinas, presentes también en la mujer en niveles bajos, se disparan con el estrés y contribuyen en gran medida a que la piel se inflame. 

Los criterios clínicos propuestos para el diagnóstico de “Maskne” son:

Aparición de acné dentro de las 6 semanas posteriores al inicio del uso regular de la mascarilla, o exacerbación del acné sobre el área enmascarada.

Patrón distintivo denominado zona O

 INCLUDEPICTURE "https://www.ncbi.nlm.nih.gov/corecgi/tileshop/tileshop.fcgi?p=PMC3&id=276865&s=111&r=1&c=1" \* MERGEFORMATINET 

Exclusión de otras patologías que pueden presentarse en la misma zona, como dermatitis perioral, dermatitis seborreica, foliculitis por Pityrosporum y rosácea.

Para prevenir y tratar la aparición del “maskne” la Academia Americana de Dermatología (AAD) hizo un listado de recomendaciones y destacó que seguirlas no reemplaza la consulta con el especialista:

Asea y humecta tu cara diario. Para esto puedes usar un limpiador suave de día y de noche

Complementa tu cuidado usando un protector labial luego de lavarte el rostro, antes de usar una mascarilla y previo a acostarte a dormir. Así evitarás los labios partidos

Trata de no usar maquillaje al mismo tiempo que usas una máscara, ya que esta facilita la penetración de los pigmentos sobre la piel.

Evita el uso de productos nuevos que podrían producir irritaciones. Si alguno de los que ya usas empieza a irritarte, especialmente en combinación con el uso de la mascarilla, suspéndelo.

Usa una mascarilla adecuada para tu rostro. Esta debe quedar ajustada, pero sin ser incomoda. Se recomienda usar aquellas hechas a base de algodón ya que este material permite que la piel respire.

Lava las mascarillas reutilizables con agua caliente y jabón hipoalergénico, siguiendo las recomendaciones del fabricante.

Si tienes que estar con mascarilla por varias horas seguidas, ten un descanso de 15 minutos diarios sin mascarilla cada 4hrs.