Las arrugas son pliegues o surcos que se forman y son visibles en la piel como consecuencia de diversos factores, entre los que encontramos: el cronoenvejecimiento, desorden metabólico y fotoenvejecimiento.

Las arrugas por cronoenvejecimiento se forman como resultado del deterioro natural que sufre la piel a causa de la edad. A partir de los 25 años comienzan a notarse finas líneas de expresión frontales y en los pliegues nasales, que se irán acentuando al llegar a los 30. Poco a poco aparecerán en otras áreas como la sien y debajo de los párpados. Con el tiempo, pasarán a formar surcos mucho más marcados y visibles. Todo esto es debido a que la producción natural de colágeno va disminuyendo, la piel se vuelve más delgada, menos elástica y pierde agua más fácilmente.

Cuando existe un desorden metabólico, la piel no está recibiendo la cantidad necesaria de nutrientes y agua, es decir, hay una deficiencia nutricional que se puede remediar al seguir una dieta organizada y tomar el agua suficiente. Siempre será recomendable la asistencia de un profesional de la nutrición, quien sabrá exactamente cómo ayudar a cubrir todas las necesidades.

El exceso de exposición al sol acarrea consecuencias sobre la piel del rostro y el cuerpo. Si bien es necesaria cierta cantidad de radiación solar para, por ejemplo, obtener vitamina D, también es necesario no abusar de los bronceados ya que la piel necesita cierto tiempo para poder recuperarse y renovarse. No respetar la reparación celular puede llevar a la piel a un envejecimiento prematuro, aparición de arrugas, manchas, piel flácida, etc.