logos
De Acné, ¡y sin Secuelas!

E.C.C. Minerva Dávila Santos

Directora de Lumine

El acné es la única patología que podemos atender como cosmetólogas…, y hasta cierto grado.

El acné es provocado por una bacteria anaerobia llamada Cutibacterium acnes –antes Propionibacterium acnes–; este bacilo se reproduce donde no hay oxígeno, ocasionando inflamación y obstrucción del folículo pilosebáceo, y deriva, principalmente, de la hiperactividad hormonal, así como de la genética, pues nacemos con determinado tipo de piel; en este caso, cuando de joven se ha padecido esta enfermedad, el factor hereditario afecta directamente la piel de nuestros hijos.

RECEPTORES ANDROGÉNICOS

El acné también se genera cuando se da una mayor actividad de los receptores androgénicos sobre las glándulas sebáceas; ante esto no debemos olvidar que, tanto hombres como mujeres, tenemos hormonas femeninas (estrógenos) y masculinas (testosterona), por lo que ambos sexos son proclives a la acción de dichos receptores.

En la pubertad se producen más hormonas masculinas, lo que ocasiona un desequilibrio hormonal, estimulando a que las glándulas sebáceas sinteticen más sebo; todo esto suele dar como resultado desde seborrea hasta acné.

Existen cuatro grados de acné:

  • Grado I. Aparecen pápulas y comedones. (acné comedogénico).
  • Grado II. Aparecen pápulas y pústulas.
  • Grado III. Aparecen pústulas y nódulos (aquí todavía se puede apoyar con un tratamiento médico)
  • Grado IV. Nódulos y quistes (acné tuberoso, profundo y con conexiones internas; es el que, como secuelas, deja más cráteres y cicatrices).

Hasta aquí, hemos visto información sobre el origen del acné, los factores intrínsecos que lo desencadenan, sus grados y tipos; pero también hay que saber que existen alternativas de tratamientos que se distinguen por el uso de astringentes de todo tipo, secando y resecando las pieles de manera indiscriminada.

La piel está compuesta –literalmente– en un 70% de agua; sus fibras, que le dan sostén y firmeza, contienen bastante humedad, cosa que le confiere turgencia y elasticidad.

El abuso de productos astringentes solo provocará que las pieles, al resecarnos, rompan sus fibras de soporte, resultando, además del temido “rebote” del brillo o exceso de grasa, en una sensibilidad marcada y flacidez prematura. Pero, ¿entonces?, ¿cómo vamos a detener y revertir el acné?

HIDRATACIÓN

Lo primero es asegurarnos de que nuestra piel tenga la hidratación adecuada, con geles, sueros y/o emulsiones ligeras…, ¡sí, emulsiones! No tengamos miedo de aplicar productos que aporten también algo de lípidos: una piel que tiene seborrea también es consecuencia de un grado de deshidratación severa; por lo tanto, si nuestra piel no ha recibido el aporte hídrico necesario –además de los líquidos que pudiera absorber de forma externa– se defenderá, generando un exceso de sebo; en el caso del acné, el origen es el desequilibrio hormonal, y parte de su efecto también será una deshidratación mayor, muchas veces provocada por la recomendación de cosméticos astringentes fuertes, que si bien secarán el sebo de la piel, también desecarán la poca humedad que pudiera tener.

Así es que, por lo tanto, siempre cuidemos que el grado de astringencia sea menor a la cantidad de sebo que la piel produce; se trata de devolverle el equilibrio hidrolipídico; y no tengamos miedo de que, en la segunda sesión, la piel presente más pápulas y comedones más sueltos, el que hidratemos nos ayudará a reblandecer esos comedones, incrustados por la resequedad; y si acaso maduran las pápulas, mejor aún, es preferible poder extraerlas, a que se queden enterradas haciendo bulto, ¿no creen? ¡No somos ningún dios! Así es que explíquenle a su cliente que el acné es un proceso infeccioso, donde se inflama la glándula sebácea y hay obstrucción del folículo pilosebáceo, además de que, definitivamente, será necesario cerciorarse de que no exista alguna alteración endócrina, como el ovario poliquístico, por ejemplo; extraer y astringir dará un buen resultado siempre que se regule con productos que favorezcan la hidratación de la piel.

REGENERACIÓN

Otro punto importante es el de enfocarse en la regeneración del tejido; podemos hacer limpiezas faciales, como se nos ha enseñado en la escuela, pero la realidad es que el éxito de nuestros resultados finales se verá cuando hayamos evitado que el acné deje marcas o cicatrices en la piel. Así que, en la medida de la respuesta de cada piel, no olvidemos aplicar productos que estimulen la irrigación sanguínea y que nos ayuden a nutrir y a oxigenar, pues tratándose de una bacteria anaerobia lo ideal será combatirla con oxígeno, que nos ayudará a desinflamar, desinfectar y estimular el metabolismo celular, además de incentivar una mayor regeneración de la piel. La vitamina C, por ejemplo, estimula la oxigenación,
despigmenta y actúa como preventiva en tratamientos reafirmantes, estimula la síntesis de varios tipos de colágeno y regenera la piel; es un excelente antioxidante, que le brindará a la piel un brillo de lozanía, no de grasa.