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La respuesta está en los pies

Dr. Frederic Vinyes

Lic. en Medicina

El masaje relajante de los pies

Hay que distinguir entre la reflejoterapia podal (masaje de puntos dolorosos en los pies) y el masaje de los pies.

En la reflejoterapia podal (RTP) masajeamos con la punta de los pulgares o con los índices, los puntos o zonas que el paciente percibió como dolorosos cuando explorábamos sus pies. Sus posibilidades terapéuticas son ciertamente interesantes, pero resulta un tipo de masaje poco placentero ya que masajeamos puntos dolorosos.

En cambio, el masaje de los pies sí ejerce un efecto relajante de forma rápida y agradecida, por lo que no debería olvidarse nunca en el tratamiento de aquellos pacientes que son especialmente nerviosos, están en tensión constante, con estrés o tienen dificultades para relajarse.

Recuerdo que hace años, en Roma, cerca de la plaza de España, unas jóvenes americanas se ganaban la vida durante el verano haciendo masaje en los pies a transeúntes cansados pero curiosos ante lo insólito de tal práctica. La contemplación atenta de la escena denotaba que no era propiamente reflejoterapia podal, en su sentido más estricto, lo que practicaban aquellas gentiles extranjeras, sino tan solo un agradable masaje a los pies, de efectos tan gratificantes y relajantes que la expresión de los rostros de los tratados no ofrecía duda alguna.

¡Qué alivio desabrocharse unas botas que aprietan! ¡Qué gloria ponerse unas pantuflas después de estar todo el día andando de aquí para allá! ¡Qué descanso tumbarse en un sofá libres de los zapatos! Si echarse un sueño con los pantalones o un jersey puesto resulta harto engorroso, imaginemos lo que representa intentar dormir con los zapatos puestos: ¡jamás podríamos descansar satisfactoriamente! El simple hecho de librar a nuestros pies de presiones y roces, constituye un gran alivio y relajamiento para cualquiera. Pero hay más aún: este efecto relajante lo podemos potenciar practicando un buen masaje palmodigital en los pies durante unos minutos.

Todo reflejoterapeuta que se precie de serlo, todo buen amigo de sus amigos, vecino cordial, madre de familia o amante, que lea este artículo, no debería dejar de aprovechar un vínculo de afecto tan directo, sencillo y humano como el que nos ofrece un buen masaje de pies a nuestros congéneres.

Consideraciones generales sobre las zonas reflejas de los pies

Al igual que ocurre con algunos órganos o determinadas partes del cuerpo, sus zonas reflejas en los pies se interceptan y superponen unas con otras, como sucede, por ejemplo, con el esófago y la tráquea, el corazón y los pulmones o estos y el hígado. También hay que tener en cuenta que las áreas de proyección refleja en los pies suelen variar en extensión y en sensibilidad, según se trate de una afección aguda o crónica. Asimismo, en el curso del tratamiento reflejoterápico, las zonas antes sensibles se van «apagando» o borrando a medida que mejoran los trastornos del cuerpo y viceversa. En ocasiones las áreas de proyección refleja se hacen tan grandes que cubren o se extienden por las zonas vecinas. Sin embargo, lo habitual es que la magnitud de la superficie reflejada sea muy pequeña, por ello se habla muchas veces de puntos reflejos, cuya localización requiere explorar con esmero y en varias direcciones la zona donde se supone que se refleja el órgano afectado.

En algunos casos, cuando una persona padece varios trastornos a la vez, su estado general no es bueno y su organismo se halla bastante intoxicado o cargado de residuos que conviene eliminar, puede suceder que le duela cualquier parte del pie a la mínima presión que se le haga. De todas formas, esta cuestión, que podría ser motivo de gran confusión, no resulta ser así, ya que la experiencia práctica nos enseña que al cabo de pocas sesiones solo quedan reflejadas de forma dolorosa las zonas correspondientes a los órganos más afectados o enfermos, y que suelen ser el motivo primero de la consulta.

Dos cuestiones básicas caben destacar aquí:

1. ¿Se refleja todo el organismo en los pies?

Prácticamente todos los órganos o partes anatómicas que constituyen el cuerpo humano pueden reflejarse en los pies, aunque las extremidades (brazos y piernas) lo hacen con mayor dificultad.

De todas formas, en caso de afección en alguna de dichas partes podemos mejorar su estado siguiendo los principios reflejoterápicos de la reacción o proyección consensual, tal como se describen en el capítulo referente a este tema.

Nuestro cuerpo se refleja en los dos pies. Uno solo representa únicamente la mitad longitudinal de una persona. No hay que olvidar, pues, explorar detenida y correctamente ambos pies antes de emitir un posible juicio diagnóstico.

2. ¿En qué parte de los pies se refleja nuestro organismo?

Las zonas reflejas que aquí nos interesan se hallan situadas en las partes blandas de los pies. Me refiero concretamente a la reflejoterapia más conocida hasta ahora, llamada también reflejoterapia orgánica, en cuanto a que lo reflejado son los diferentes órganos y vísceras de nuestro cuerpo; en los últimos tiempos, el alemán W. Froneberg elaboró e investigó profundamente una reflejoterapia del sistema nervioso central y vegetativo, que si bien también se proyecta en los pies lo hace sobre todo en sus partes más duras (zonas óseas). Esta última reflejoterapia está dando excelentes resultados ante padecimientos de tipo ortopédico y neurológico.

Volviendo a la reflejoterapia de órganos y vísceras, que como se sabe se proyectan casi exclusivamente en las partes blandas de los pies, quisiera proponer una serie de reflexiones que pueden ayudar a entender algunas de sus particularidades. Si examinamos detenidamente la consistencia de las diferentes partes de los pies, resulta ser la planta su parte más blanda, motivo por el cual, y sin tener en consideración este hecho durante mucho tiempo, prevaleció la idea de que únicamente en este lugar se podían localizar las zonas reflejas en los pies. Esta suposición resultó ser totalmente falsa, ya que podemos encontrar zonas reflejas en toda la superficie del pie, dejando aparte los relieves óseos duros. Resulta obvio que al ser la piel y los planos blandos subyacentes del dorso del pie mucho más delgados que los de la planta, la superficie dorsal se aprecia más dura en general, por lo que las zonas reflejas orgánicas en ella sólo las buscaremos y encontraremos en los surcos o depresiones que se aprecian entre las mitades anteriores de los metatarsianos (huesos largos) que forman el empeine, o bien en la llamada «garganta del pie» (flexura existente entre los tobillos). Por otra parte, no hay que confundir los canales o depresiones entre tales huesos, con los que se forman entre los largos tendones de los músculos extensores, y que deberemos poner buen cuidado en no presionar, pues se hallan a veces algo desplazados lateralmente.

En cuanto a los bordes de los pies, su consistencia es realmente blanda y ciertamente son buenas zonas de proyección refleja: la columna vertebral se proyecta a lo largo de buena parte del borde interno y el brazo hasta el codo en la mitad distal del borde externo.

La zona del talón de la planta del pie no se suele manipular por tener la piel bastante endurecida. Como las áreas de proyección refleja que le corresponden se manifiestan también, e incluso mejor, en las caras laterales e inferiores de los tobillos, la exploración y las manipulaciones reflejoterápicas respecto a los órganos del bajo vientre sólo se practican en estas últimas zonas y no en la zona del talón de la planta de los pies.

Órganos que mejor se reflejan en los pies

Los órganos y estructuras anatómicas que mejor se reflejan en los pies son justamente aquellos que presentan una mayor inervación sensitiva. Es decir, los que tienen una mayor cantidad de terminaciones nerviosas (receptores del dolor) por unidad de superficie.

Esto ocurre principalmente con las vísceras u órganos huecos, como son: el esófago, el estómago, los bronquios, la vesícula biliar, los intestinos, la vejiga urinaria, los riñones (pelvis renal), los uréteres, etc., o aquellos que cuando se inflaman son muy dolorosos (oídos, dientes, articulaciones, etc.). En cambio, órganos más macizos o escasamente inervados, como el hígado, el bazo o los pulmones, se reflejan con mayor dificultad.

Debido a su gran inervación sensitiva, la superficie cutánea de nuestro cuerpo también se refleja bastante bien en los pies, especialmente cuando se han producido heridas, contusiones u otros tipos de traumatismos. 

Finalmente, no podemos dejar de mencionar a la columna vertebral, órgano rey y tronco central de nuestro cuerpo, cuyas alteraciones dolorosas son, sin duda, las que mejor y más claramente se reflejan en los pies.

Aparte de la sensibilidad dolorosa, perteneciente al sistema nervioso central, existe el sistema nervioso vegetativo que regula de forma automática el funcionamiento de numerosas estructuras de nuestro cuerpo. Posee una serie de interconexiones con determinados centros del sistema nervioso central y puede desequilibrarse o sobreestimularse en situaciones repetidas de estrés, nerviosismo, angustia, etc. La zona clave de proyección de estos trastornos es la que corresponde, en los pies, al área del plexo solar.

Tipos de trastornos que se manifiestan en los pies

Cualquier tipo de desequilibrio, sobrecarga o alteración del organismo puede manifestarse en los pies. Quiero significar con ello que hay casos en los que todavía no se ha desarrollado plenamente una enfermedad y, sin embargo, se manifiesta ya en las zonas reflejas de los pies. Estas áreas actúan, pues, dando voces de alarma de que algo empieza a no funcionar bien en el organismo. He ahí otra de las grandezas de la reflejoterapia podal: puede ser utilizada con fines preventivos.

Un golpe, una inflamación, una atrofia o un mal funcionamiento en el cuerpo, suelen quedar bien reflejados en los pies. Estos no distinguen cuál es el tipo de causa. Simplemente nos informan: hay algo que no va bien en el cuerpo, existe una amenaza para la salud y se localiza en tal y tal órgano. La información no es infalible, pero sí muchas veces es orientativa.

Si el paciente desea saber exactamente qué clase de trastornos padecen dichos órganos, dicha información compete ya al médico. Sin embargo, a veces ocurre que el mismo profesional de la medicina se encuentra con dificultades para saber no solo la causa, sino incluso si realmente el paciente está enfermo o no, ya que muchas veces la sutileza de la información transmitida por la exploración de los pies no llega a hacerse patente con los procedimientos diagnósticos convencionales (exploración física, radiografías, análisis de sangre, etc.).

Todos sabemos que es imposible clasificar realmente a las personas en sanas y enfermas, ya que hay numerosos estados intermedios entre salud y enfermedad que no se pueden diagnosticar objetivamente con los métodos utilizados habitualmente en medicina, por muy modernos y sofisticados que sean.

De una forma sencilla los pies pueden informarnos muchas veces de tales estados. ¿Qué vamos a decirle entonces al paciente?, ¿que está enfermo?, ¿que debe hacerse visitar por un médico?

En estos casos, donde los únicos síntomas que aprecia el paciente son el dolor a la presión en las zonas reflejas de los pies, suele bastar con que los tratemos con RTP para que se detenga una posible o futura enfermedad. Solo si se presentaran además otros síntomas acompañantes (molestias en el resto del cuerpo) convendría aconsejar entonces al paciente la visita a un facultativo, además de nuestro tratamiento con RTP.

Aunque la RTP es un excelente método terapéutico, no hay que olvidar que a menudo es conveniente seguir también otra serie de tratamientos. Esto lo constatamos diariamente quienes practicamos simultáneamente diversos métodos terapéuticos para tratar a un paciente.

Hay un hecho básico en reflejoterapia que juega a nuestro favor y es, justamente, la segunda palabra que la define: terapia. Es preferible no intentar explicar cuáles pueden ser las causas de los trastornos manifestados en los pies si no se es médico, ni mezclar teorías orientales sobre regulaciones y desequilibrios de energía para tratar de aclarar cómo la RTP puede hacerlos desaparecer del organismo. Todo lo que hay publicado al respecto se basa solo en suposiciones hipotéticas; bástenos saber localizar los puntos y tratarlos adecuadamente. A menudo se oye hablar a practicantes de la RTP, con pretensiones de maestría y con poco fundamento: «energías que fluyen» o «que dejan de fluir» al masajear estos puntos. Con esta fraseología hay quien trata de impresionar a un auditorio propenso a la simplificación mística de los hechos, pero nadie ha demostrado nunca que realmente esto ocurra así. Una cosa son los resultados y otra su explicación. 

Podemos clasificar las enfermedades, trastornos o dolencias que se reflejan en los pies, en los siguientes apartados:

  • Enfermedades agudas: amigdalitis, cistitis, otitis, artritis, etc.
  • Enfermedades crónicas: gastritis, bronquitis, colecistopatías, etc.
  • Enfermedades tumorales benignas y malignas. Ante tumores cancerosos la RTP resulta especialmente útil para aliviar el dolor y mejorar el estado general de estos pacientes.
  • Estados de hiperfunción-hiperactividad o hipofunción-hipoactividad; especialmente interesantes en el caso de glándulas, sean de secreción interna (ovarios, hipófisis, tiroides, etc.) o de secreción externa (páncreas, glándulas del estómago, etc.).
  • Estados de sobrecarga o sobresfuerzo tras un intenso ejercicio físico (músculos, corazón) o psíquico (cabeza, plexo solar) o estar mucho tiempo con una postura forzada (columna, cadera, etc.).
  • Estados de atonía (flaccidez), hipertonía (espasmo), atrofia (mucosa gástrica), hipertrofia (próstata) o de ptosis visceral (descenso de un órgano de su posición habitual). 
  • Cuerpos extraños: marcapasos, cálculos (piedras) en la vesícula biliar o en el riñón, prótesis, esterilet (DIU), etc.
  • Estados prodrómicos de enfermedad, es decir, cuando todavía no se ha manifestado ni desarrollado plenamente. Interés preventivo.
  • Traumatismos: heridas, fracturas, contusiones, esguinces, cicatrices patológicas, órganos amputados (amígdalas, apéndice, etc.).
  • Predisposiciones heredadas: confieren, ya al nacer, una cierta debilidad o facilidad para padecer determinadas enfermedades.

Órganos que mejor se reflejan en los pies:

  • Los que tienen una mayor inervación sensitiva, es decir, mayor número de receptores del dolor.
  • Los más próximos a la línea media longitudinal del cuerpo, mucho mejor que los que están en sus partes laterales.

Trastornos que mejor se reflejan en los pies:

  • Los que se acompañan de dolor y/o espasmo (ciática, lumbalgia, artrosis, asma bronquial, etc.).
  • Los trastornos en «más», mejor que los «en menos»; por ejemplo, una menstruación abundante, dolorosa y más frecuente, se refleja mejor que una regla que apenas se presenta (amenorrea). En general, los estados inflamatorios agudos se reflejan mejor que los estados hipofuncionales o de atrofia.