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¿Qué nos quiere decir la Piel Sensible?

Durante mucho tiempo, la piel se analizaba con mucho escepticismo por los dermatólogos y terminaba siendo una condición autodiagnosticada por los pacientes, refiriéndose a ella como una intolerancia a productos y sustancias como cremas o cosméticos. Tal intolerancia se manifiesta a través de picazón, irritación, hormigueo, dolor, tirantez, etc. 

Hoy, la piel sensible sí se considera una verdadera condición dermatológica, que alrededor del 50 % de las y los adultos han declarado. De manera general, es difícil de diagnosticar, puesto que no hay una causa concreta a la que pueda referirse esta hiperreactividad cutánea, considerándola, más bien, de origen multifactorial. Al mismo tiempo, puede ser solamente el síntoma de condiciones o enfermedades dérmicas subyacentes, como podían ser la rosácea, dermatitis de contacto subclínica, cuperosis, dermatitis atópica o seborreica.

Se consideran dos maneras para clasificar sus síntomas de acuerdo con lo establecido por dos autores. Por un lado, Pons-Guirad habla de la «piel muy sensible, piel sensible medioambiental y piel sensible cosmética». La primera presenta hiperreactividad a agentes endógenos y exógenos con gran carga psicológica; la segunda se suele presentar en pacientes de piel cara, fina y seca que reacciona a estímulos del ambiente; y la tercera se refiere a pieles que reaccionan a determinados productos cosméticos.

Por otro lado, Muizzuddin la clasifica en tres tipos: «piel delicada, piel reactiva y stingers». La primera se caracteriza porque la función de barrera cutánea es fácilmente alterable, pero no presenta una respuesta inflamatoria rápida o intensa; en la segunda no hay un aumento significativo de la permeabilidad cutánea, pero se manifiesta una fuerte respuesta inflamatoria; y en la tercera existe una mayor percepción neurosensorial a estímulos cutáneos menores.

Se entiende que no es una condición privativa de uno u otro sexo; sin embargo, las mujeres suelen reportar más este problema: Al haber muchas y grandes diferencias entre la piel de hombres y mujeres, como la sensibilidad cutánea por diferente metabolismo hormonal, cantidad de sudoración, producción sebácea, diferente pH, acumulación de grasa, contenido de colágeno y grosor epidérmico, se llegó a pensar que ahí habría causas; pero los números apuntan a que de entre un 50 a 69 % de mujeres frente a un 30 a 64% de hombres han reportado tener síntomas. No obstante, quizá lo que se encuentre con más frecuencia en el caso de las mujeres sea una alteración cutánea por cosméticos, y en el caso de los hombres por el afeitado. Igualmente, resulta un poco complicado establecer a qué se le denomina “sensible”, ya que se han encontrado diferencias en la tolerancia a ciertos productos entre distintos tipos de piel. 

Más allá de una condición per se en la piel, se ha estudiado que su origen corresponde a factores externos desencadenantes. Exacto, el uso y/o abuso de cosméticos muy irritantes o inadecuados es uno de los principales factores, además de los climáticos —piel sensible medioambiental— como las bajas temperaturas, viento, calor y sol, que también propician alteraciones en la piel.

Para determinar la existencia de piel sensible, es necesario indagar en los hábitos de higiene y productos de skincare utilizados por el paciente. Es pertinente, además, asegurarse de que no exista ninguna enfermedad dérmica subyacente.

Calmar la piel ante estas reacciones es primordial, así como el devolverle la normalidad de su estructura y funciones. Para ello se establecen protocolos que identifiquen y eviten los agentes desencadenantes. El uso de aparatología con tecnología de láser rojo y azul, el infrarrojo y la luz led, contribuye exitosamente en el control de las fases agudas y restablece la piel para lograr su equilibrio nuevamente. Nuestra misión como profesionales de la estética es buscar la belleza natural de nuestros clientes.

Fuente: 

Rodrigues Barata, A. R., Conde-Salazar Gómez, L., ¿Existe la piel sensible? En Dermatología Venezolana, Vol. 50, No. 1 (2012).