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Receptores androgénicos y su actividad en la formación del acné

La actividad excesiva de ciertas hormonas asociadas al acné, está involucrada directamente con el papel de los andrógenos, lo que provoca alteraciones cutáneas como la hiperqueratinización del folículo pilosebáceo; esto, además, genera un estado de inflamación y una mayor cantidad de bacterias; esta es la única patología que nosotras podemos tratar, siempre y cuando lo hagamos de forma responsable, y dependiendo del diagnóstico previo para determinar el tipo y grado de acné, y reconocer así, si lo trataremos con apoyo de un endocrinólogo o lo podremos hacer por nuestra propia cuenta.

Hablando de la actividad de los receptores androgénicos,  estos son propios de la adolescencia, ellos son los responsables de que secretemos un poco más de testosterona, por lo que será necesario, en muchos casos, tratar una piel con acné desde el nivel sistémico hormonal para poder obtener mejores resultados,  a la vez que externamente haremos uso de los cosméticos tópicos adecuados.

Una piel  eudérmica, es decir, en estado normal, tiene lípidos y contenidos acuosos en sus diferentes capas cutáneas;  todo forma parte del factor natural de humectación (NMF por sus siglas en inglés —Natural Moisturizing Factor—) que con los primeros años de actividad hormonal comienza a alterar este perfecto equilibrio.

Young woman has problems with skin on the face

Contenido de lípidos de la piel normal:

Escualeno         0.9

Esteres de Colesterol         16

Triglicéridos         27

Ácidos Grasos Libres        12

Colesterol Libre         18

Fosfolípidos           15

Ésteres Mono, Di, Tri y Tetraenoicos              0.8

Cerebrósidos             12

Cefalina          17

Sulfátidos          12

Lecitina        34

Esfingomielinas          19

Contenidos acuosos de las diferentes capas cutáneas:

Capa Córnea/Estrato Lúcido                                                             2%

Capa Granulosa/Capa Espinosa                                                        10%

Dermis Papilar                                              71%

Dermis Reticular 61%

Hipodermis           71%

Composición de los NMF según Spier y Pascher:

17 Aminoácidos libres incluyendo glicina, serina, alanina, asparagina, ornitina, prolina, etc. 40

Ácido Pirrolidón Carboxílico Sódico            12

Urea        7

Lactatos (como sales sódicas)             12

Sodio          5

Potasio               4

Calcio              1.5

Fosfatos                 0.5

Cloruros                   6

Citratos, Formatos y Residuos desconocidos              0.5

Composición del sebo en personas mayores de 18 años y menores de 40:

Ácidos Grasos Libres             16.4

Triglicéridos           41

Colesterol Total                 3.5

Ceras                 25

Una de las principales hormonas  androgénicas involucrada en la aparición del acné, es la 2.5 dihidrotestosterona (DHT), es la que incide directamente sobre la actividad de las glándulas sebáceas. 

Los tipos de lesiones que se formarán en primera instancia son los comedones, abiertos o cerrados, partiendo de este último; se dará el proceso de inflamación que tendrá como consecuencia pápulas, pústulas y nódulos que, posteriormente, dejarán secuelas, como marcas ó cicatrices, acompañado, en su totalidad, de seborrea, lo cual nos refiere la primera señal de la patología.

Dependiendo el tipo de lesión que se forme, podremos diagnosticar desde una acné grado I, comedogénico (ausente de inflamación) o grado II, donde ya hay aparición de pápulas (comienza a verse inflamación) y grado III, lo que conocemos como acné papulopustuloso  (habiendo además de inflamación, la infección); en este grado ya hay presencia de nódulos o quistes y, en continuidad a esto, podremos identificarlo como acné tuberoso, donde ya es necesario llevar un control médico sistémico, trabajando en conjunto tanto el endocrinólogo, como la cosmetóloga, puesto que de forma externa y sólo con productos cosméticos no se podría atacar la raíz del problema; se le llama tuberoso al estar conectado subcutáneamente, y la infección se propaga más rápidamente.

Por lo tanto, el tratamiento meramente cosmetológico, abarcará los primeros grados I, II y III, reitero, con apoyo médico, y consistirá en el uso de productos equilibrantes, seborreguladores —ligera o medianamente astringentes cuando se trate de grados I y II, ya que no se recomienda resecar de más una piel que ya se ha sensibilizado, y que su producción de grasa ahora es mayor y en desproporción al grado de humedad que debería tener en condiciones normales—, productos queratolíticos que ayuden a eliminar el exceso de formación de queratina y sebo folicular, como los AHAs y el retinol, o diferentes tipos de peelings que favorezcan la estimulación y regeneración de la piel al mismo tiempo que estimulen el recambio celular e incrementen la descamación de queratina, favoreciendo la receptividad de la piel a los demás ingredientes activos que aportarán el balance entre la relación agua y aceite de la piel, equilibrándola, así como, finalmente, es de gran importancia la aplicación de tratamientos oxigenantes, ya que el oxigeno es bactericida, desinflamante, y ayuda a estimular el metabolismo celular acelerando la regeneración, principalmente, la de una piel con acné.